LA SOMBRA DE PARÍS
Después de su aventura, Atram, Aramas y Aras deciden apuntarse a un curso de literatura. Atram está muy emocionada por aprender los poetas, los escritores…
-Esperad un momento, chicos -gritó la profesora-, tengo una noticia que daros. Hemos decidido que con el dinero que recaudamos el año pasado podíamos ofrecer un viaje a París.
-¡Bieeeeeeeeeeeeeen!- exclamaron los alumnos.
-Esperad un momento- comunicó la profesora-, solo tendrán el viaje a París los tres alumnos que hagan los mejores trabajos sobre Antonio Machado.
Justo después de que la profesora comunicara estas palabras todos los alumnos se pusieron a cuchichear en grupos.
Al día siguiente, era un día caluroso. La hierba era verde, fresca y olía a menta buena. El cielo era azul celeste y las nubes parecían algodón pegadas en papel distorsionado. El sol brillaba tan fuerte que iluminaba cada oscuro rincón del pueblo y los pájaros piaban y piaban formando cada vez dulces y dulces melodías.
Atram buscaba libros en la biblioteca, Aramas “clickeaba” con el ordenador buscando información de Internet. Aras tomaba el sol en su piscina con un batido de melocotón dulce con manzana, porque no digamos que a ella la entusiasmaba aprender. El jueves era el día del trabajo, todas estaban nerviosas y cuando llegó la profe todo el mundo calló.
-¡Bien chicos!- Dijo ésta, como os dije después de hacer los trabajos a ordenador teníais que enviarlos a “Colegio de Literatura “, que como todos sabéis es nuestra página Web.
Entonces los ganadores son…Atram Fernández Viña, Aramas De Lorenzo Pardo y Aras Quiles Díaz.
-¡Yujuuuuuuuuuu!-Gritaron éstas emocionadas.
-Vale, Vale, chicas. Aquí tenéis los billetes de avión, el dinero para el hotel y 50 Euros para alguna chuchería.
Por si no lo sabíais, en Paris son muy caras- Advirtió la profe.
Rápidamente Aras cogió los billetes, Atram el dinero para el hotel y Aramas los 50 Euros.
Después de dar las gracias las tres se fueron pitando.
Llegaron a casa de Atram a merendar y allí hablaron un poco del tema de París ¡Estaban tan emocionadas!
El miércoles prepararon sus maletas y se dirigieron en autobús hasta el aeropuerto .Se bajaron y se metieron en el avión más moderno que había:
EL SUPER AVIÓN TURBO RAYO.
Esperaron tres horas y cuarto y al llegar a París, soltaron un grito de emoción;
-¡Tomaaaaaaa!
Se alojaron en un hotel muy, muy caro se llamaba:
EL LUJO VIOLETA
Sus paredes eran morado liso, un poco áspero la verdad, pero no se notaba. Las tejas eran rosas y había un patio trasero la mar de bueno. El edificio era enorme casi como 100 casas normales. Las puertas se abrían nada más que estuvieras a 30 cm de distancia. Eran transparentes y de limpio y puro cristal. Cuando entraron por poco se les para el corazón, había unas gigantescas escaleras de caracol con una alfombra roja bordada con hilo dorado. Había una gran columna rosa al lado del mostrador y las paredes tenían un color morado claro.
Para ellas todo era como un sueño.
Aquel viaje las había dejado hechas polvo por ello se dirigieron a la habitación número 50. Allí había tres camas, pues los hoteleros habían tenido la amabilidad de colocar sus nombres en las camas.
La del medio era de terciopelo morado, su almohada era azul Caribe bordada con hilo plateado. Pues en la cabecera ponía en grandes letras «ATRAM´´, luego las camas de Aras y Aramas eran iguales.
Estaban tan cansadas que nada más arroparse con la suave y mullida manta se quedaron profundamente dormidas.
Al día siguiente se despertaron a las 6:00 de la mañana, tenían que aprovechar a tope todas las horas del día.
París era increíble. La gente tenía ropa chulísima y que estaba muy de moda.
Aras era la que más se fijó en eso por ello dijo nerviosa:
-¡Eh chicas! ¿Vamos a estar con esta ropa pasada de moda mientras la gente piensa: «¡Vaya! Esas chicas sí que no tienen dignidad´´
¡Hombre! Vámonos al centro comercial.
-¿Eh? ¡Espera Aras! Yo…no…Ejem… ¡Aras! –Atram no pudo terminar su frase porque Aras le cogió de la mano y la arrastró hasta un edificio donde ponía con grandes y brillantes letras:
LA MODA DE PARÍS
Después de que Aras se emocionara con su día de compras todas fueron a comer a un simple bar de Francia. Luego, por la tarde recorrieron las calles de la Cuidad de la Luz admirando las múltiples maravillas que tenían ante sus ojos.
Cuando llegaron al hotel se tumbaron en las camas y Aras sussurró:- Hoy ha sido el mejor día de mi vida.
Y era miércoles y Aramas gritó tirando de las sábanas a las demás: -¡Mi día, mi día ¡
-¿Cómo que tu día?- Preguntaron Atram y Aras.
-Bueno…Ayer todas hicimos lo que quería Aras y ahora me toca a mí, Ji Ji Ji…-exclamó Aramas.
Ese día fueron por las calles de París visitando restaurantes, tiendas, etc. Después de comer se pasaron por la Protectora de animales y Atram y Aras tuvieron que sacar a Aramas de allí porque no paraba de repetir:
-¡Compremos un perro! ¡Compremos un perro! ¡Venga chicas, porfa…!
El siguiente día se despertaron a las 08:00 a.m. Ese fue el día de Atram. Aquel jueves fueron a la biblioteca, eligieron algunos libros fáciles en francés y luego se dirigieron a comer a un restaurante. Después hicieron turismo por todo París.
Al acostarse Atram susurró en sueños:-¡Monsieur, madame, bonjour!
El viernes se les ocurrió la idea de visitar el museo de El Louvre. Allí vieron la Gioconda, la Venus de Milo …Pero de repente una extraña sombra apareció entre los cuadros. Las tres chicas se extrañaron por aquel movimiento sombrío, pero a pesar de todo sólo pensaron que era su imaginación.
El domingo quisieron acercarse a la Torre Eiffel, el monumento más conocido de París.
La noche envolvía toda la ciudad y las estrellas brillaban como pequeñas luciérnagas en el cielo. La noche era oscura y fría y una brisa soplaba cerca de las tres amigas.
París era todo un paraíso, la Ciudad de la Luz era lo mejor que les había pasado. Cuando observaban las estrellas, un monstruo terrible apareció. Era oscuro como las tinieblas y rápido como el rayo. Sus ojos eran color plata brillante, pero su corazón era oscuro y robaba todo lo que veía. Las chicas recordaron haberlo visto antes en el museo pero no pensaron en ello ahora. Lo único que hicieron fue correr hacia el hotel. Llegaron hasta una cabina de teléfonos. Era sucia y mugrienta pero a pesar de todo ellas marcaron el número de la policía, el 112. Contaron lo que había pasado pero los gendarmes nos las creyeron. Entonces las amigas decidieron resolver el misterio ellas solas.
Al día siguiente pidieron ayuda al director del hotel, llamado Ramón del Saye. Ramón les indicó que si querían buscar pistas, la Torre Eiffel era el sitio perfecto para empezar. Entonces él decidió acompañarlas.
De repente, Ramón dijo: -Ejem…Yo me…me tengo que ir porque…yo ejem…tengo que ir al ¡baño! Eso es, tengo que ir al baño.
De acuerdo- respondieron las chicas
Justo después de que Ramón se fuera, la misteriosa sombra apareció y por suerte las chicas consiguieron escapar.
Al llegar al hotel Atram dijo sin aliento -Oye, ¿no os parece un poco raro que le monstruo apareció justo después de que Ramón se fuera ?
Si, es extraño – concluyó Aras. Igual él es la sombra.
Si-incluyó Aramas. Alo mejor solo quería acompañarnos para que no sospecháramos de él.
Chicas –Dijo Atram, tenemos que estar seguras de que Ramón es la sombra. Vamos a su habitación, igual allí podemos descubrir más pistas,
Al llegar a la habitación miraron en todas partes, pero al abrir un misterioso cajón descubrieron un diamante, un collar de perlas y una cartera.
Al abrir la cartera encontraron un carnet de identidad. No era de Ramón del Saye, era de un tal Dña. Colette du Montain.
Claro! Ramón es la sombra- dijo Aramas
Bien –dijo Atram, ahora solo tenemos que preparar una trampa
Tenían que tenerlo todo previsto, así que a la mañana siguiente, temprano, decidieron ir a: OBJETOS Y REPARACIONES
Allí Atram, Aras y Aramas compraron dos cuerdas y tres esposas y a continuación siguieron con el plan.
Ya eran las cinco de la tarde y las tres chicas suplicaron a Ramón que las acompañara. La trampa estaba preparada y cuando Ramón se inventó la misma excusa Atram y Aramas se escondieron, mientras Aras se quedó plantada delante de una tienda.
Cuando la sombra decidió atacar a Aras, Atram y Aramas la cogieron por sorpresa. Cuando quitaron la pegajosa y oscura máscara entregaron a Ramón a las autoridades y por fin disfrutaron de un día que nunca se las olvidara.
MARTA FDEZ. VIÑA 4ºA
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